20 DE JUNIO

En estos días los argentinos viven la euforia del mundial. No hay pensamientos para nada más que el fútbol...

El viernes que Argentina hizo los 6 goles a 0, la emoción dio lugar al llanto.

En un instante el Obelisco estuvo rodeado de jóvenes y no tantos... con un mismo grito enfervorizado: ¡ARGENTINA!

Besaban una y otra vez nuestra enseña patria.

A cuatro días de esa fecha se cumplió un aniversario más del fallecimiento de uno de nuestros más grandes próceres, Manuel Belgrano, el creador de nuestra bandera.

Mi pregunta es:

¿Cuántas de aquellas personas reunidas con tanta emoción en el obelisco... lucieron orgullosas la escarapela el Día de la Bandera?

Quiero creer que ¡todos!

De no ser así... me hago eco de las últimas palabras del General Belgrano: ¡Ay, patria mía!

Francisca Luján

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A TALES AMOS... TALES PERROS

Esta historia es como una lección de Sociología, Psicología y hasta Filosofía, sin olvidar la Medicina Veterinaria. En ella se ponen de manifiesto las destrezas y los hábitos del mejor amigo del hombre: el perro. Cómo serán de compañeros que hasta copian las costumbres más arraigadas de sus amos. Veamos…

Estaban un ingeniero, un contador, un químico, un experto en Informática y un empleado público alardeando sobre la inteligencia de sus perros.

El ingeniero llamó a su perro:
—Escalímetro, ¡haz tu rutina…!

Escalímetro trotó hasta un escritorio, agarró un papel y rápidamente dibujó un círculo, un cuadrado y un triángulo. Todos admitieron que esto era casi increíble.

Entonces, el contador dijo que su perro podía hacer algo mejor y lo llamó:
—Formulario, ¡haz tu rutina…!

Formulario fue hasta la cocina y volvió con una docena de galletas. Las dividió en 4 pilas iguales de 3 galletitas cada una. Todos admitieron que eso era genial.

Pero el químico dijo que su perro podía hacer algo aún mejor:
—Cuántico, ¡haz tu rutina…!

Cuántico se levantó, caminó hasta la nevera, tomó un litro de leche, agarró un vaso mediano y lo llenó completamente del líquido sin regar ni una gota. Todos aceptaron que esto era muy impresionante.

El experto en Informática sabía que podía ganarles a todos:
—Megabyte, ¡hazlo…!

Megabyte atravesó el cuarto, encendió la computadora, controló si tenia virus, mejoró el sistema operativo, mandó un e-mail e instaló un jueguito excelente.

Todos sabían que esto era muy difícil de superar, así que miraron al empleado público y le dijeron:
—Y su perro, ¿qué puede hacer?

El empleado público llamó a su perro y dijo:
—Sindicato, ¡haz tu rutina…!

Sindicato se paró de un salto, se comió las galletas, se tomó la leche, borró todos los archivos de la computadora, acosó sexualmente a los otros cuatro perros, después alegó que al hacer esto se había lastimado la espalda, interpuso una denuncia por condiciones insalubres de trabajo, reclamó mayores sueldos para los trabajadores… ¡y se fue a su casa con licencia de seis meses por enfermedad…!

¡Guauuuuu…!!!

Colaboración de Gustavo Martín Ardiles

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LA ÚNICA RESPUESTA

Estamos en el mundo fugazmente. A veces nos da miedo pensar en ello...

Nos aferramos a las cosas materiales pretendiendo no partir jamás de esta vida.

Tan complejos somos y tan complicadas nuestras ideologías que concluimos sumidos en la confusión, repletos de palabras huecas y teorías enfrentadas que nos alejan de la Verdad tan ansiada.

Pero siempre, si nuestros corazones son buenos, aparece la Luz que nos guía hacia la Única Respuesta: ¡DIOS!

ModuS

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¿PATRIOTAS CADA CUATRO AÑOS?

Esta mañana, cuando me dirigía a la radio para hacer mi programa, había un embotellamiento tan grande de tránsito que me produjo extrañeza, pues en ese horario no es habitual que ocurra, menos aún por la avenida que íbamos recorriendo...

Los bocinazos eran infernales. La gente estaba muy apurada.

Le pregunté al conductor del remis qué podía haber pasado..

—No, nada —me dijo—. Lo que ocurre es que hoy juega Argentina. Imagínese, todos quieren estar temprano en sus casas. Seguramente la gente que hace repartos, etcétera, etcétera, quiere terminar temprano.

—Claro, tenés razón —respondí—, por eso lucen los colores celeste y blanco todos los autos, camiones, edificios públicos y casas particulares como nunca había visto antes... ¡Es emocionante!, pero... ¿se sienten tan argentinos solamente cuándo de un mundial de fútbol se trata...?

Sinceramente... en lo personal, me gustaría que ese fervor por embanderarlo todo lo lucieran siempre y orgullosamente ante cada fecha patria, ¿verdad?

Francisca Luján

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SÓLO EN EL AMOR PUEDES LLEGAR A SER UNA PERSONA

Una flor necesita del sol para llegar a ser una flor...
Una persona necesita del amor para llegar a ser una persona...

Un poco de amor puede ser como una gota de agua que da la fuerza a una flor para levantarse.

Un poco de amor puede sanar a una persona... Sanar a una persona significa ayudarla a reencontrar el valor perdido.

Si realmente deseo AMAR debo preocuparme por las personas, ser atento, sensitivo, imaginativo.

En primer lugar debo preocuparme por las personas de mi entorno directo, aquéllas de las cuales me ocupo, con las cuales convivo, con las que diariamente trabajo, con quienes me encuentro en el camino, aquellas con las que trabajo, río y juego.

}Preocuparme por una persona me ata y me saca de mi estrechez.

Mi semejante, aquél que espera mi amor, que necesita mi reconocimiento y mi amistad. Mi semejante, a quien puedo ayudar una y otra vez, día a día, a través de una mirada amable, a través de una buena palabra, de una mano atenta..., no vive detrás de las montañas, no vive allende los mares. ¡Mí semejante está aquí...!
¿Por qué lo busco tan lejos?

Phil Bosmans

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REENCUENTRO

Cada sábado es una inyección de vida mutua, pues infinitas son las historias que se van tejiendo...

Como la emoción, hace unos años, de escuchar a mi maestra de primer grado superior —la señora María Elena Pia—, que mientras recorría el dial escuchó mi nombre e inmediatamente llamó a la radio para preguntar cuál era el apellido de la conductora que estaban anunciando. El operador le dio esa información y acto seguido la sacó al aire, quedando ambas conectadas telefónicamente.

Pregunté: “¿Con quién tengo el gusto de hablar?”. Y una voz muy emocionada me respondió: “No podés imaginar nunca con quién estás hablando”. Continuamos charlando un ratito y esa voz yo la conocía... pero hacía tiempo que no la escuchaba... Cuando dije eso me respondió con unas palabras hermosas que yo siempre atesoraba... y ahí exclamé: “¡No puede ser... usted es la señorita María Elena!”. Y nos pusimos a llorar todos.

Tan hermosa experiencia ocurrió hace cinco años, cuando yo tenía 53... mientras que en primero superior era una niñita de apenas 7 años... ¡todo un trayecto entre uno y otro momento de nuestras vidas!

Pero lo más curioso de todo es que cuando tuve a esta querida maestra fue en la escuela Nº 35 de José Ingenieros y al finalizar ese año mi familia y yo nos mudamos a Ciudadela. Luego, casi toda la primaria, en los años que fueron sucediéndose con nuevas vivencias que se convertirían en recuerdos, nunca se borraron de mi mente las imágenes de María Elena ni la de mi maestra de primero inferior, la señorita Pocha, pues a ambas las tengo grabadas en mi corazón.

Como imaginarán... María Elena me siguió en todos los programas.

Francisca Luján

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MENSAJE DE LAS ESTRELLAS

Existían millones de estrellas en el cielo. Estrellas de todos los colores: blancas, plateadas,verdes, doradas, rojas, azules. Un día, inquietas... se acercaron a Dios y le dijeron: “Nos gustaría vivir en la tierra, entre los hombres”.

“Así será hecho”, respondió el Señor. “Las conservaré, a todas ustedes, pequeñitas.como son vistas, para que puedan bajar a la tierra”.

Cuéntase que en aquella noche hubo una linda lluvia de estrellas.
Algunas se acurrucaron en las torres de las iglesias, otras fueron a jugar y a correr junto con las luciérnagas, otras se mezclaron con los juguetes de los niños y la tierra quedó maravillosamente iluminada.

Pero, con el pasar del tiempo las estrellas decidieron abandonar a los hombres y volver para el cielo, dejando a la tierra oscura y triste.

“¿Por qué volvieron?”, preguntó Dios a medida que iban llegando al cielo.
“Señor, no nos fue posible permanecer en la tierra... Allí existe mucha miseria y violencia, mucha maldad e injusticia”.

Y el Señor les dijo: “Claro, el lugar de ustedes es aquí en el cielo. La tierra es el lugar de lo transitorio, de aquello que pasa, de aquello que cae, de aquél que yerra y de aquél que muere. Nada es perfecto. El cielo es el lugar de la perfección, de lo inmutable, de lo eterno, donde nada perece”.

Dios habló de nuevo: “Nos está faltando una estrella. ¿Será que se perdió en el camino?”
Un ángel que estaba cerca replicó: “No, Señor. Una estrella resolvió quedarse entre los hombres. Ella descubrió que su lugar es exactamente donde existe la imperfección, donde hay limitaciones, donde las cosas no van bien, donde hay lucha y dolor”.

“¿Qué estrella es ésa?”, volvió Dios a preguntar.
“Es la ESPERANZA, Señor. La estrella VERDE, la única estrella de ese color”.

Y cuando miraron para la tierra, la estrella no estaba sola. La tierra estaba nuevamente iluminada... porque había una estrella verde en el corazón de cada persona.

Porque el único sentimiento que el hombre tiene y Dios no necesita retener es la ESPERANZA.

Dios ya conoce el futuro... Y la esperanza es propia de la persona humana, propia del que yerra, del que no es perfecto, del que no sabe como será el futuro.

Recibe tú, en este momento, esta estrellita en el corazón: la esperanza, tu estrella verde...
No dejes que ella huya y no permitas que se aparte. Ten certeza que ella iluminará tu camino...

Sé siempre positivo y agradece a Dios ¡todo...!
Sé siempre felíz y contagia con tu corazón, iluminando a otras personas...

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ECO EN LAS MONTAÑAS

La curiosidad de un niño y la sabiduría de su padre nos enseñan algo muy importante en esta historia de hoy...

Un padre llevó a su hijo a las montañas y mientras caminaban, el hijo tropieza con una piedra, cae al suelo, se hace daño y lanza un grito al aire: —¡Ay!

El eco de las montañas le devuelve el grito ”¡Ay!”.

Sorprendido, el niño pregunta: —¿Quién es?

“¿Quién es?”, repite el eco.

El niño, aún más confundido y casi enfadado, añade: —Debes ser muy cobarde. ¿Por qué no das la cara?

Y el eco de las montañas le devuelve las mismas palabras. El niño, muy enojado, sentencia: —¡Estúpido!

Y así continuaron los insultos y los ecos, hasta que el padre cariñosamente le dijo: —Hijo, si no te gusta lo que recibes, cuidado con lo que emites. Si tus actos son violentos, agresivos, muestran debilidad, albergan resentimiento..., recibirás energías afines. Tú piensas que la culpa la tiene el otro: tu amigo, tu cónyuge, tu jefe, el vecino, etc., pero no es así. Lo que te ofende es el eco detonante que producen tus debilidades en el ambiente. Suena como trueno, ¿verdad?

El niño escuchaba atentamente las suaves y sabias palabras de su padre, que continuó explicándole: —Ahora que madures, tendrás que aprender a descubrir tus debilidades, superarlas y establecer límites para comprometerte con la vida. Deja de culpar al otro, el otro no es tu enemigo, el otro es tu eco, así es como suena lo que eres por dentro. Cualquier situación funciona como eco.

Y concluyó diciendo el hombre: —Hasta que no comprendas el fenómeno del eco seguirás culpando sin liberarte ni cambiar tu suerte. Vivirás sintonizado con cualquier situación o personaje afín a tus debilidades, que por ley de semejanzas atraes a tu vida...

Colaboración de María Lucía Stone

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EL PRIMER LIBRO

Son infinitas las emociones programa tras programa...

Un sábado sucedió algo muy hermoso. No había preparado la consigna y mientras iba en el remis le pregunté a la chica amiga que atiende los teléfonos del programa: “Como no preparé la consigna, ¿qué te parece preguntar si se acuerdan cómo se llamaba el primer libro de lectura?”. Ella me respondió: “Ay... no sé... yo no me acuerdo”. Entonces dije en broma: “¡Qué verguenza!, a ver vos, Emiliano que sos el más jovencito (18 añitos), ¿cómo se llamaba tu primer libro de lectura?”. Y él me contestó: “No, a mí no me pregunte... que no me acuerdo ni cómo me llamo”.

Me quedé un poquito triste... pero llegados a la radio y al empezar el programa dije: “Espero que las neuronas estén bien aceitadas, pues la consigna de hoy es recordar cómo se llamaba tu primer libro de lectura, y si te acordás del segundo y del tercero... tanto mejor. Les doy un ejemplo, mi primer libro se llamaba Upa y el segundo Albricias”.

Les cuento que el teléfono estaba al rojo vivo. Impresionante la respuesta de la audiencia. Y los oyentes de más edad eran los que se acordaban de todos los grados... La telefonista no daba más con sus manitos, pues le explicaban el nombre, el grado y algunos hasta el autor.

En eso me llamó una señora, Irma de Tropezón, para decirme que le había encantado esa propuesta. No sólo detalló sus libros de la escuela primaria sino también los títulos de los del secundario.. Me dijo que la entretenía mucho el programa y le hacía bien, pues algunas de las consignas la obligaban a pensar o acudir al diccionario, con el consiguiente beneficio para sus neuronas... Le respondí: “Bueno, pero con esa voz tan linda y jovial no creo que necesites ninguna gimnasia para tus neuronas”. Y ella me contestó: “No te creas... querida, la voz puede ser jovial... pero yo estaré cumpliendo muy pronto 89 añitos...”

¿No es maravilloso?

Francisca Luján

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CUANDO TE ENCUENTRES SOLO

La semana pasada recuperé un tema musical de Estela Raval que jamás lo había escuchado, es hermosísimo. Una señora me lo había estado pidiendo hace más de un mes con gran ansiedad, pues mucho tiempo atrás se lo había regalado el esposo para un aniversario y a los tres días el hombre sufrió un accidente y falleció...

Ella guardaba ese tema como su vida misma. Transcurridos unos seis meses tuvo que mudarse. En el traslado perdió su preciado tesoro y nunca más en treinta años lo pudo conseguir.

Yo, viendo la emoción y la necesidad de ese recuerdo, le dije a ella que iba a tratar de conseguirlo y que aunque pasara el tiempo no me iba a olvidar de mi promesa. Todas las semanas la mujer me preguntaba si tenía alguna novedad para darle...

Hace dos sábados atrás, cuando ella me manda saluditos y me formula la misma emocionada pregunta, le respondí que realmente aún no tenía la respuesta que ella estaba aguardando. Comenté al aire cuál era el tema que estaba buscando... y casi al instante me llamó una oyente para decirme que ella tenía ese tema.

El sábado pasado, cuando por fin pude poner en el aire el tema musical de esta historia, no imaginan ustedes la emoción de la señora que lo había estado solicitando. Llamó llorando..., apenas podía hablar, fue muy emocionante.

Y lo más curioso es que la persona que hizo posible la recuperación de tan bello recuerdo, quien generosamente facilitó el tema para que pudiera yo difundirlo, también lo había recibido como regalo de su esposo, hace treinta años..., y al poco tiempo el hombre murió de una manera muy triste... ¿Casualidad?

Hoy, ambas personas han tejido un vínculo de amistad que se nutre de recuerdos llamativamente similares...

Francisca Luján

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