lunes, junio 05, 2006

EL PRIMER LIBRO

Son infinitas las emociones programa tras programa...

Un sábado sucedió algo muy hermoso. No había preparado la consigna y mientras iba en el remis le pregunté a la chica amiga que atiende los teléfonos del programa: “Como no preparé la consigna, ¿qué te parece preguntar si se acuerdan cómo se llamaba el primer libro de lectura?”. Ella me respondió: “Ay... no sé... yo no me acuerdo”. Entonces dije en broma: “¡Qué verguenza!, a ver vos, Emiliano que sos el más jovencito (18 añitos), ¿cómo se llamaba tu primer libro de lectura?”. Y él me contestó: “No, a mí no me pregunte... que no me acuerdo ni cómo me llamo”.

Me quedé un poquito triste... pero llegados a la radio y al empezar el programa dije: “Espero que las neuronas estén bien aceitadas, pues la consigna de hoy es recordar cómo se llamaba tu primer libro de lectura, y si te acordás del segundo y del tercero... tanto mejor. Les doy un ejemplo, mi primer libro se llamaba Upa y el segundo Albricias”.

Les cuento que el teléfono estaba al rojo vivo. Impresionante la respuesta de la audiencia. Y los oyentes de más edad eran los que se acordaban de todos los grados... La telefonista no daba más con sus manitos, pues le explicaban el nombre, el grado y algunos hasta el autor.

En eso me llamó una señora, Irma de Tropezón, para decirme que le había encantado esa propuesta. No sólo detalló sus libros de la escuela primaria sino también los títulos de los del secundario.. Me dijo que la entretenía mucho el programa y le hacía bien, pues algunas de las consignas la obligaban a pensar o acudir al diccionario, con el consiguiente beneficio para sus neuronas... Le respondí: “Bueno, pero con esa voz tan linda y jovial no creo que necesites ninguna gimnasia para tus neuronas”. Y ella me contestó: “No te creas... querida, la voz puede ser jovial... pero yo estaré cumpliendo muy pronto 89 añitos...”

¿No es maravilloso?

Francisca Luján

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