PATEAR CON FUERZA

Los seres humanos reaccionamos ante diversos estímulos, como los demás animales del planeta, por eso las personas cuyas existencias son demasiado cómodas, estructuradas, en las que casi todo está previsto y nada sorprende, no cuentan con capacidad de respuesta ante posibles contingencias, mientras que los grupos humanos menos privilegiados y por ello más expuestos a los vaivenes del vivir cotidiano, actúan con rapidez y sabiduría frente a cada desafío, templando sus espíritus, fortaleciendo sus músculos y desarrollando sus cerebros.
Los argentinos hemos hecho la plancha durante largo tiempo, dejándonos llevar por las distintas corrientes, delegando en otros la responsabilidad de decidir nuestros destinos. Indudablemente ha sido una época de lo más placentera y alejada de compromisos y riesgos, pero hoy estamos pagando el precio de aquella inercia.
Precio carísimo, pues muchos han perdido sus vidas a consecuencia de ese dejar hacer que nos caracterizó durante largos años.
El país está dado vuelta, patas para arriba, con un pueblo cada vez más acobardado por el accionar de los delincuentes y la inacción de la justicia. Los cargos más sensibles y decisivos son ocupados por legos, neófitos totales, aprendices con poca o ninguna experiencia, bastando contar con un título de abogado, contador público o licenciado en decoración de interiores para encabezar, por ejemplo, un ministerio de seguridad que demanda, por la delicadeza y complejidad de los aspectos que abarca, un profundo conocimiento y ejercicio de la prevención y represión de los delitos.
Políticos de comité puestos a conducir áreas que les son absolutamente lejanas. Por eso se manejan en sus cargos como si estuvieran organizando o discutiendo las futuras listas de candidatos para las próximas elecciones. Y como no saben más que operar en el terreno de la política enana, sus gestiones siempre son deficientes y con resultados extremadamente negativos. Realidad que ellos no quieren aceptar como cierta, pero que hasta el menos informado de los habitantes del país sabe que es así, porque cada uno de nosotros experimenta a diario los contratiempos y complicaciones que la ineficiencia de estos improvisados nos ocasiona.
Actos políticos. Ómnibus cargando gente rumbo a las distintas concentraciones. Discursos explosivos. Acusaciones a granel. Amenazas. Griterío y aplausos dirigidos, ensayados y pagados cash. Política partidaria al por mayor, pero poca a ninguna política de estado.
Y así es como estamos en crisis. Una crisis que abarca varios aspectos de nuestra realidad nacional. Enterrados hasta el cuello. Sin embargo los dirigentes no dan pie con bola para solucionar el problema, porque están ocupados en sus campañas personalistas y divorciadas de las necesidades y exigencias del resto de la sociedad.
Y es justamente esta situación de extrema tirantez, injusticia y dificultad la que movilizará a quienes hasta hoy hicieron la plancha. La desidia de los dirigentes y la soberbia de los que están en el poder actúan como un tábano en la piel de un bebé, despertando a los dormidos y provocando la reacción de hasta los menos decididos.
Las crisis aceitan las articulaciones de los pueblos. Y nosotros estamos atravesando una crisis feroz. Saldremos de nuestro letargo para hacernos cargo de los destinos de la Nación. Y quizás nuestros hijos y nietos no permitan, en lo sucesivo, que otra vez se adueñen del país las bandas de aventureros que hoy se dicen dirigentes políticos.
Para salir a la superficie es necesario tocar fondo y patear con fuerza hacia arriba.
Estamos en el fondo....
¡ Pateemos !!!
Marisel Escudero
Etiquetas: OPINIONES, REFLEXIONES